lunes, 26 de mayo de 2008

Saturación de marcas...

Jack Trout es uno de esos nombres famosos del marketing. Muchas personas han oído hablar de su libro La batalla de la mente. En un artículo reciente en su blog en Forbes comenta como cada vez es más complicado encontrar buenos nombres para los productos que se lanzan y que buscan conquistar la mente del consumidor. Cita como razón para ello no sólo que se hayan lanzado a lo largo de la historia muchos productos, lo que reduce el número de opciones potenciales de marcas que sirven para nombrarlos, sino (y sobre todo) que el número de marcas que se registran anualmente no ha parado de crecer.

Sirva como ejemplo lo siguiente: el registro de marcas mundiales asciende a unos 5.5 millones, ¡y sólo en 2007 se han registrado 500.000! Es decir, el 10% de la "población mundial"de marcas se ha registrado en un sólo año. Un diccionario cuenta con unas 100.000 entradas, así que nos podemos hacer cargo del volumen de nombres de que estamos hablando. Si pensamos igualmente lo difícil que sería mantener en el cerebro las 100.000 entradas de un diccionario, tenemos entonces una idea muy clara de los problemas con que se encuentra cada idea para hacerse un hueco en el cerebro de sus potenciales usuarios.





Trout comenta que la creación de marcas capaces de ganar un lugar en la cabeza del consumidor es cada vez más complicado, y ya no tanto por temas de estrategia o ejecución de marketing, sino porque cada vez hay menos nombres disponibles que puedan servir para este propósito.

De esta realidad se extraen diversas conclusiones:

Una muy evidente es que el negocio de búsqueda de nombres que puedan funcionar es en sí mismo una idea de interés. Es evidente que el interés de consultoras y consultores de cualquier nivel es buscar dar una nueva vuelta a la tuerca; encontrar una nueva moda que haga girar la rueda de la economía acelerar un ciclo. A cada nueva idea le acompañan una gran cantidad de nombres que la dan forma comercial, y detrás de cada una de ellas hay no sólo esfuerzos, sino también sueldos... El crecimiento brutal en la aparición de nombres nos da una idea de la necesidad creciente de mantener sueldos con la creación de nuevas necesidades.

La segunda es que el número de productos y servicios que se lanzan al mercado crece a más velocidad que nunca antes. Esto puede deberse a muchas razones, ya sea que el ciclo de vida de los productos es más corto, o que se crean nuevas categorías de productos, o que la competencia crece en cada categoría. Sea como fuer: el consumidor se encuentra cada vez con más opciones.

La tercera conclusión se deriva de la anterior y tiene que ver con el ruido. Si establecemos una metáfora entre la música y el ruido y los nombres de los productos, está claro que los impactos comerciales son en una gran parte ruido para el consumidor: sólo unos pocos de los impactos se verán como música, pero sólo una pequeña parte. El resto será ruido. ¿ verdad que sería maravilloso poder tener un aparato que filtre todo ese ruido que no queremos oír? ¿Un sistema que anule la publicidad que no queremos escuchar ni ver por las calles? En parte esta idea ya está creada con las opciones de preferencias del usuario en periódicos y medios virtuales... aunque no es totalmente lo mismo. ¡Busquemos pues un nombre! Será sólo uno más....

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