domingo, 16 de agosto de 2009

Record mundial de 100 metros en Berlin para Usain Bolt

¿Cómo se sentirá uno sabiendo que nadie puede correr más rápido en el mundo que uno mismo? Es difícil entender qué puede pasar por la cabeza de nadie, pero imagino que, como todo en la vida, lo que uno siente en una situación así depende de cómo es la persona en cuestión: mezcla de socialización y de genes que conformen su personalidad. Hay personas que se consideran importantes por llevar un maletín y un teléfono móvil en un aeropuerto. Hay personas que tal vez se sientan excesivamente humanos siendo los más rápidos del mundo.
No he leído ni conozco comentarios a cerca de la personalidad de Usain Bolt. A los ojos de un espectador de fin de semana de atletismo parece una persona sencilla, simpática y, tal vez, incluso un poco alocada . ¿Qué pasará por su cabeza? Tal vez lo mismo que pasa por la cabeza de cualquier otra persona que consigue lo que ansía, con la diferencia de que lo que él consigue sólo está a su alcance…

Este tipo de carreras me hacen pensar en lo cercano que el hombre está de los animales. Cuando muchos puedan pensar en el hombre como extraterrestre, en el hombre que no es hombre, yo pienso en la fragilidad última del hombre, incluso del que es el más rápido del mundo.

Es extraño, pero tal vez tenga que ver con la elasticidad felina de los músculos, o con la competencia brutal que se observa en los ojos, similar a los de un animal que busca alimento en la sabana. Más allá del logro enorme, de la reducción de 11 centésimas que baja los anteriores 9,69 del record olímpico a estos 9,58 segundos del record mundial, más allá del elogio y asombro planetario, más allá de la sombra de su perseguidor (Tyson Gay), el segundo hombre más rápido de la historia, pero aún tan lejos… Más allá de su condición que escapa de lo reconocible como humano, me quedo con lo opuesto: el hombre frente a él, sus límites, las ansias por derribarlos y llegar más lejos. El hombre enfrente de sí mismo, hombre como animal que corre y compite, frágil dentro de su grandeza. Así veo a Usain Bolt.

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