jueves, 10 de julio de 2008

El poder de la rutina. ¡Qué gran idea!


Este post lo entenderán sin duda mucho mejor quienes tengan hijos.... y se lo recomiendo realmente a quienes consideren esta posibilidad para el futuro.

En ocasiones se comenta que las personas mayores gustan de la rutina, y que este gusto se acentúa así van arrimándose más a la vejez. La rutina del paseo en el parque, la petanca los jueves, el médico los viernes, la visita de los hijos uno de cada dos domingos.... son todos momentos que ayudan a planificar el día y la semana y que, al hacerlo, aportan seguridad al individuo.



Se suele también escuchar en conversaciones que la gente, según nos vamos haciendo mayores, nos vamos convirtiendo en más maniáticos e, incluso, obsesivos con la comida.

Estas dos cuestiones: obsesión con la comida y rutina, son muy notorias también en bebés. Centrándome en el lado de la rutina, y hablando desde mi propia experiencia, creo que es fundamental establecer una clara rutina para los bebés. Por rutina me refiero a mantener constantes las horas de la comida, sueño y baño.

La mejor forma para ilustrar lo que quiero decir es tal vez con tres ejemplos: ¿no es verdad que mucha gente comenta sentirse extraña los días en que se cambia el horario y se adelanta o retrasa la hora? El segundo de ellos es más evidente aún: ¿no hemos oído todos en algún momento comentarios sobre los efectos del famoso jetlag? ¿O qué decir del efecto de salir (aunque no se beba) hasta altas horas de la madrugada....? Pues bien, pensemos ahora en un bebé de seis meses al que un día se le da de comer a las dos y otro a las cuatro, al que se le meta en la cama un día a las diez y otro a las doce, al que se le despierta forzado para que los padres puedan ir al trabajo a las siete, y otros días se le deja (¡si es que quiere!) dormir hasta las once.

El bebé terminará por estar confuso y no se sentirá muy cómodo... y posiblemente esta incomodidad se traduzca en quejas y, como no puede decir "oye, que me encuentro raro" se pondrá a llorar y a llorar, para tormento de sus padres....

Mi consejo es claro, los bebés y los niños necesitan rutina, y mucha. Hay quien pueda decir que es mejor dejar que los niños se acostumbren a todo y que así se hagan más flexibles, y porqué no, también más independientes. Desde mi punto de vista es muy posible que quien sostenga esa idea acabe con meter a dormir al bebé en su cama para tranquilizarle, o le tenga que dormir en el coche o, igualmente, le saque de la habitación de los padres cuando el niño tenga ya más de dos años.... ¡muestras todas ellas claras de flexibilidad e independencia!

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