El mundo sería mejor si las innovaciones por si mismas fueran la mayor publicidad para las marcas. En la mayor parte de los casos esto no es así, y las marcas gastan cantidades enormes para atraer la atención sobre productos que no aportan ventajas nuevas para los consumidores.
Los Juegos Olímpicos son un ejemplo brillante de como la innovación obtiene notoriedad... y los juegos de China no son una excepción.
En los Juegos de Invierno de 1960 IBM mostró al mundo y a todos sus clientes potenciales la información de manera digital tras cristales. Omega ha sido la marca que ha usado posiblemente más el poder de los Juegos para la construcción de su marca. Omega es la marca de referencia para los sistemas de tiempo de los Juegos desde nada más y nada menos que 1932. La imagen de precisión aportada por los Juegos es enorme. En Beijing Omega ha introducido nuevos sensores de movimiento para detectar salidas falsas....
Las innovaciones en Beijing se producen en diferentes áreas, desde elementos tan grandes como la singular arquitectura de edificios, hasta elementos muy pequeños como alimento energético para ciclistas en formatos mucho más sencillos de transportar.
Lo más importante de estas innovaciones es que posteriormente hacemos uso de las mismas en la vida cotidiana, si bien no en la misma medida. Por ejemplo: la tecnología de bañadores de Speedo está disponible para todo el mundo, si bien no será idéntica a la que hace batir records uno tras otro.
El de Speedo es una caso claro de cómo el éxito asociado a sus innovaciones e explota al máximo. En su web hay una sección que muestra las noticias referentes a Speedo en los JJOO.
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