lunes, 22 de diciembre de 2008

ANDROIDES DE PROTOCOLO EN TU MÓVIL


Cuando uno se para a pensar a la evolución de la tecnología aplicada a la vida cotidiana, la sensación es de vértigo. No hace mucho las familias, o incluso vecindarios enteros, se agrupaban alrededor de un aparato de radio con el que oir, con el ruido de fondo de las interferencias, una sesión de noticias, las canciones del momento, una corrida de toros o un partido de fútbol....
Eran otros tiempos, otro siglo, pero tiempos no tan lejanos al fin y al cabo.

Nuestra relación con las máquinas es radicalmente distinta hoy. Los cachibaches se multiplican y agolpan en las casas, y son pasto de la obsolescencia programada que permita hacer girar la economía, o de la insatisfacción del propietario que, frutrado por no tener la última generación de tele, corre al centro comercial en busca de ese nuevo modelo con el que ver mejor el mundo sin moverse.
Echando la vista atrás lo más interesante resulta pensar qué vendrá delante. Existe el lógico sesgo de las películas de anticipación. Hemos visto tantas, que muy posible resulta que lo que nuestra imaginación respecto al futuro nos aporte no sea más que recuerdos (de esas películas) Paradójico.

Influenciado si duda por al menos una de estas películas, la Guerra de las Galaxias, me aventuro a pensar que en el futuro tendremos todos androides de protocolo. Sin duda más sencillos y menos aparatosos que C3P2,, pero que cunplan algunas funciones al menos similares. Valgan dos ejemplos para ponerse a pensar: el servicio de oferta de guías parlantes para la visita de ciudades, museos, etc es ya una realidad. Descargar información parlante de ciudades es hoy una realidad, así que en el momento en que este servicio se complete con muchos y variados ficheros, la visita guiada por nuestro propio androide de protocolo (en versión teléfono móvil) será muy común.

Otro ejemplo: los servicios de traducción escrita existen hoy en internet y son frecuentemente usados por multitud de personas. Es cierto que llevar la traducción al mundo oral es mucho más complejo (admitiendo, claro está, que los traductores online distan hoy muchísimo de ser aceptables). La semilla está plantada sin embargo. Si hace tan sólo veinte años nos hubiera resultado difícil pensar en lo que es un iphone, no hay razón por la que pensar que los teléfonos que haya en un par de generaciones cubran funciones de traducción simultánea: uno habla en español, la máquina traduce a quien tenemos enfrente en su idioma, que lo escucha con un auricular. Nace un nuevo servicio y puestos de trabajo para quienes lo desarrollan.... ¿mueren miles de otros tantos trabjos para profesores, traductores...?

Al mundo le hacen falta invenciones para permitir que la rueda de las economías giren y los engranajes no paren... si esto no ocurre llega el atajo de la especulación, y con él el desastre. Hacen falta invenciones: sólo hay que esperar que éstas sean del tipo que limpia los cielos y las aguas y hacen nuestro mundo mejor. Es un ejercicio interesante el pensar qué vendrá después, al menos nos aleja por un instante de la pesada sensación de pesimismo que surca los aíres en tiempos de crisis.